Desmitificando

Uno de los comentarios que más me gustó de la exposición de fotos que recientemente presentamos en el Centro de Extensión UC, fue que se trataba de una exhibición donde se desmitificaba la zona de Cáucaso.

Antes de partir no podía negar mi temor por visitar una zona “conflictiva”, que tiene a dos países con fronteras cerradas, como son Armenia y Azerbaiyán, y otro país con un enemigo tan poderoso y activo como Georgia y su relación con Rusia.

Además, no me podía hacer el ciego frente a la conocida inestabilidad política de esta zona. Más de alguna vez pensé en la posibilidad de que estando allá estallara algún conflicto. De hecho casi ocurre en Georgia, cuando en octubre del año pasado, semanas antes que llegáramos a ese país, se descubrió a espías rusos en Tbilisi. Eso sí, no fue nada cercano a la situación que vive actualmente Georgia, en que las reiteradas acusaciones de corrupción hicieron que las protestas ciudadanas se volvieran casi incontrolables y de mucha violencia para casi derrocar al actual gobierno. Aparte de esto se me apretaba un poco el estómago cuando pensaba que tendríamos que grabar y tomar fotografías en Azerbaiyán, donde un dictadura controla cada movimiento ciudadano.

Con todos estos temores y ansias, pero también con cierta ingenuidad y confianza, partimos a ver con nuestros propios ojos esta zona cargada de mitos y prejuicios.

Haber comenzado por Armenia fue una decisión que agradecí bastante, ya que al no ser un país completamente controlado por el poder central, nos permitió gradualmente acostumbrarnos a la manera en que se tenía que trabajar haciendo periodismo en la región. Se cautos y parecer turistas fue una de las premisas que tratamos de mantener todo el viaje.

Gracias a la diáspora, Armenia recibe una gran influencia de todas partes del mundo, de hecho no nos fue para nada difícil encontrar gente que hablara un inglés muy fluido. Yereván, la capital, tenía todo lo que necesitas de una ciudad. De conflictos y guerras era poco lo que se escuchaba.

Curiosamente me sentía más seguro caminado por las calles de la capital armenia que en Santiago. Lo que sí sonaba, pero a nivel de declaraciones, era un fuerte resentimiento al pueblo turco.

Cuando llegamos a Tbilisi, capital de Georgia, pensé que el tema de los chechenos sería muy importante, además creí que se comentaría mucho más lo que recientemente había ocurrido con los espías rusos y que llevó a que muchos diplomáticos abandonaran el país.

Lo que encontré fue una ciudad viva donde las preocupaciones de las personas era actualizar su celular, ir de cuando en cuando a comer a uno de los dos Mac Donalds que habían, y visitar las nuevas tiendas de calle Rustaveli. Obviamente estoy ridiculizando, pero creo que sirve para comprender que nuevamente de guerras y conflictos ni hablar. El único incidente que empañó la normalidad de Georgia fue cuando me detuvieron unos militares por estar grabando en una zona que aparentemente estaba prohibido hacerlo (digo probablemente porque en ningún lado decía que no se podía).

Azerbaiyán representó quizás el lugar en donde mis aprensiones y temores pre viaje se cristalizaron en mayor medida. Como han podido ver en nuestros reportes y posts anteriores, fue en ese país donde cinco veces policías se acercaron preguntándonos qué filmábamos. Fue además el único país donde la televisión local nos hizo una entrevista estilo KGB y donde además nos quitaron una cinta por grabar en un campo de petróleo. Pese a todo esto Azerbaiyán no olía a pólvora ni nada por el estilo. Sólo petróleo y desigualdad era lo que se respiraba, pero ese podría ser el escenario de varios países en el mundo actualmente.

Donde sí estuvimos cara a cara con la guerra y el conflicto latente fue en nuestra visita Nagorno Karabagh, allí la destrucción y los recuerdos frescos de una guerra reciente rondaban por cada esquina.

Aparentemente los conflictos de estos países no están tan a la vista como en otras regiones del mundo. Las capitales al menos no dan muestra de tensiones bélicas. Parece que las dificultades se arraigan en las mentes de las personas y en una herencia soviética que pesa mucho al momento de pensarse como países independientes.

NANDO

3 comentarios:

NICOLAS EMILFORK dijo...

Quizás lo más bonito de la exposición fue la capacidad que tuvieron para mostrarnos a través de las fotos una zona que podía ser comprendida especialmente a través de su gente, con gestos y expresiones de los habitantes de esos tres países, que al ser tan bien retratados, nos pudieron dar una muestra de su realidad.

Anónimo dijo...

Una consulta: ¿Dónde se podrán ver los capítulos de televisión?

Anónimo dijo...

En Canal 13 Cable los podrás ver.

Saludos,

Cristóbal