Cuando uno visita un país, resulta curioso que uno siempre termina visitando iglesias o templos, independiente si uno es creyente o no. Muchas veces esto resulta hasta complejo para quienes quieren asistir a misa por ejemplo a Notre Dame en Paris. La gente reza el Padre Nuestro entre flashes y filmaciones de los turistas. La cosa no cambia si hablamos de las iglesias de la ruta colonial mejicana. Y a una escala bastante menor, incluso algo de eso podemos ver con nuestras iglesias de Chiloé, que son visitadas por hordas de turistas cada verano para luego quedar en casi total abandono durante el resto del año.
Pero enfoquémonos lo que nos convoca, en el Cáucaso. Más aún, enfoquémonos en sus iglesias y mezquitas.
Las Iglesias de Armenia y Georgia, resultan bastante similares. Son pequeños templos, muchas veces encaramados en algún cerro. Suelen ser la postal ideal. Pequeñas iglesias que parecen observar desde lo alto ciudades y caseríos. Si bien por fuera, iglesias Armenias y Georgianas se ven similares, es su interior lo que marca la diferencia. En Georgia por ejemplo, están llenas de íconos e imágenes religiosas. Los fieles entran y besan cada una de las imágenes y símbolos en su interior. En cambio en Armenia, nada, ni una sola figura o imagen distrae los ojos del altar.
Obviamente en Azerbaiján la cosa es distinta. Son musulmanes. Por lo que cambiamos los pequeños templos encaramados en los cerros por mezquitas.
Me sucedió algo súper curioso. Mientras fuimos a visitar una mezquita, nos tocó que estaban orando. Estaba súper incómoda, eran mas de cien personas, todas hombres y ahí estábamos nosotros con pinta demasiado turística y con la Pola tapándonos como podríamos el pelo con unos pañuelos que teníamos.
Habrá sido la falta de costumbre o la ignorancia respecto al comportamiento que deberíamos tener, no sé. Pero me acuerdo que pensé lo curioso que era que a nadie le incomode entrar a la Basílica de San Pedro mientras hay misa y a mi me haya resultado tan incómodo estar en una mezquita mientras rezaban a la Meca.
Por Cata
1 comentarios:
Familia Cáucaso: Los leo y cada vez me pongo más verde de envidia. Me inagino los olores, veo los colores, escucho "en raro" y se me hace laaaaaaaargo el tiempo esperando el documental.
Un beso. Paulina
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