El año pasado, en esta misma época, estábamos celebrando el 18 de septiembre en Armenia. Aparte de comer una masa rellena de queso llamada hatchapuri (lo más cerca a una empanada que encontramos) y cantar el himno nacional izando una bandera, nuestro 18 pasó desapercibido. Además en esa misma fecha nos tocó harto trabajo ya que en Yereván se estaba llevando a acabo la reunión de armenios de la diáspora, un evento que convocó a mucha gente y que si no me equivoco se realiza cada cuatro años.
Celebrar las fiestas patrias fuera de Chile es como no celebrarlas. Una de las cosas buenas de ser un país isla es que tenemos la capacidad de enfrascarnos en nuestros problemas e incluso tener tiempo para discutir, con meses de antelación, si se declarará feriado un día en el que igualmente nadie iba a trabajar. El ambiente que se vive durante estas celebraciones es irrepetible, ningún feriado del año permite semejante capacidad de detener el tiempo y el espacio. Las personas se mentalizan en pasarlo bien y tratar de transgredir la mayoría de sus conductas alimenticias, etílicas y sus horarios del sueño. El entorno lo permite, si no celebras como Dios manda te arrepentirás y tendrás que esperar hasta el próximo año para aventurarte a festejar. El clima fiestero hace que nos volvamos aún más monotemáticos y por consecuencia de esto nuestros medios de comunicación tienen la licencia tácita de ser más miopes que de costumbre. Pero no quiero sonar aguafiestas, porque cuando se celebra el 18 fuera de Chile se extraña y mucho, yo creo que el tema pasa por disfrutar estas fiestas pensando siempre que Chile se inserta en un mundo en constante movimiento y si queremos reforzar nuestra identidad debemos conocer qué pasa más allá de nuestras fronteras. ¿Cómo saber qué nos hace chilenos si no nos comparamos (en el buen sentido de la palabra) con los demás? ¿Qué nos diferencia y cuáles son nuestras semejanzas? Parece que al final cuando uno abre un poco los ojos se da cuenta que las semejanzas son muchas más que las diferencias. Proyecto Cáucaso quiere invitar a esa reflexión, a tratar de mirar más allá de la cordillera y el mar para descubrir que lo que vemos como zonas y países extraños están más cerca de lo que creemos.
Celebrar las fiestas patrias fuera de Chile es como no celebrarlas. Una de las cosas buenas de ser un país isla es que tenemos la capacidad de enfrascarnos en nuestros problemas e incluso tener tiempo para discutir, con meses de antelación, si se declarará feriado un día en el que igualmente nadie iba a trabajar. El ambiente que se vive durante estas celebraciones es irrepetible, ningún feriado del año permite semejante capacidad de detener el tiempo y el espacio. Las personas se mentalizan en pasarlo bien y tratar de transgredir la mayoría de sus conductas alimenticias, etílicas y sus horarios del sueño. El entorno lo permite, si no celebras como Dios manda te arrepentirás y tendrás que esperar hasta el próximo año para aventurarte a festejar. El clima fiestero hace que nos volvamos aún más monotemáticos y por consecuencia de esto nuestros medios de comunicación tienen la licencia tácita de ser más miopes que de costumbre. Pero no quiero sonar aguafiestas, porque cuando se celebra el 18 fuera de Chile se extraña y mucho, yo creo que el tema pasa por disfrutar estas fiestas pensando siempre que Chile se inserta en un mundo en constante movimiento y si queremos reforzar nuestra identidad debemos conocer qué pasa más allá de nuestras fronteras. ¿Cómo saber qué nos hace chilenos si no nos comparamos (en el buen sentido de la palabra) con los demás? ¿Qué nos diferencia y cuáles son nuestras semejanzas? Parece que al final cuando uno abre un poco los ojos se da cuenta que las semejanzas son muchas más que las diferencias. Proyecto Cáucaso quiere invitar a esa reflexión, a tratar de mirar más allá de la cordillera y el mar para descubrir que lo que vemos como zonas y países extraños están más cerca de lo que creemos.
NANDO
5 comentarios:
Nunca me ha tocado celebrar Fiestas Patrias fuera de Chile, aunque creo que con lo que me gusta el 18, lo celebraría con más ganas.
No estoy muy de acuerdo con lo que dices de que vivimos en una isla... yo creo que en todas partes lo local se privilegia por sobre lo extranjero, especialmente cuando se trata de países tan lejanos. Pero siempre existen iniciativas como las de uds que nos ayudan a abrir los horizontes más de lo que generalmente lo hacemos.
Fuerza Cáucaso!!
Muchas veces me he preguntado si en otros países harán tanto escándalo como lo hacemos nosotros para las fiestas patrias. La banderita, las fondas, las empanadas, los asados, los anticuchos, choripanes, cazuelas, la parada militar, etc. etc. etc. Personalmente me encanta, y sí, es uno de los días en que más se echa de menos cuando se está lejos de Chilito y de la parentela querida.
Cristóbal
Familia Cáucaso:
La pregunta es: (siempre en buena)celebramos/recordamos el "cumpleaños de la Patria" o es la oportunidad/excusa para "pasarlo bien"?.
En todo caso .... puchas que los echamos de menos!!!. Un beso. Paulina
Creo que la gran gracia de su proyecto es justamente ver y analizar a través de un documental ,un proceso externo, fuera de nuetras fronteras, a través de ojos chilenos. De esta manera podremos ver que tan diferentes o parecidos somos a personas de otras latitudes, con experiencias de dolor y separación tan fuertes . Nuevamente Felicitaciones!
Cuando estaba en Chile pensaba que la identidad chilena de la que tanto se habla, realmente era una imagen, pero después de vivir 5 meses en un pais que de verdad no tiene una identidad propia y está marcado por immigrantes y culturas que se encuentran en una tierra de nadie, me alegra ser chilena y sentirme identificada con pequeñas cosas...cosas que muchas veces nosotros criticamos. Más ahora que nunca, me hace feliz saber que somos uno de los pocos paises en el que casi todos sus integrantes se saben su himno patrio y lo cantan con orgullo y de pie....sepan que eso (aunque yo pensaba que si) no es común.
Evelyn
Publicar un comentario