Nos conquistaron por el estómago

En uno de nuestros reportes, algo les contamos sobre nuestra experiencia culinaria en Georgia, pero no entramos en demasiados detalles.

Ya desde Armenia nos decían que en Georgia se comía bien. Y nosotros ilusionados salimos el primer día a buscar la experiencia gastronómica de nuestra vida. Como recordarán, fue un desastre. La carne era de algún animal (vaca espero) que dejó muy claro antes de morir lo nervioso que estaba. Fue muy decepcionante nuestro primer acercamiento a la cocina georgiana. Pero rápidamente la situación cambió. Suerte para nosotros.

Ika, uno de nuestros amigos georgianos, nos llevó a comer a un lugar, que confirma la regla que la “picada” es donde se come mejor. Por el equivalente a mil pesos chilenos cada uno de nosotros comprobó por qué la cocina georgiana es famosa en la región.

Un estofado de porotos, otro de carne, katchapuri (una suerte de empanada de queso), ensalada cáucaso (pepino con tomate), kebab, todo muy condimentado y aliñado, fue nuestra reconciliación con la mesa georgiana. Porque hay que decirlo, al turista se le conquista por el estómago. Sino pregúntenle a Cristóbal, que como fanático del queso, se le desdibuja la cara añorando la variedad que probó ahí, en el país del katchapuri.

Lo barato que resultaba comer en restoranes nos permitió degustar diariamente distintos platos tradicionales: kjincali, kebab, katchapurti, lobio, etc. Lo que no hicimos de manera “tradicional” - ya que nos encontrábamos trabajando- fue acompañar cada uno de nuestros almuerzos con vodka y cerveza, como lo hacen los georgianos. Es normal ver en el centro de la mesa una botella de vodka que es tomada en pequeños vasos al estilo ruso. Lo curioso es que luego de cada “shot” la costumbre es “pasar” el vodka con un sorbo de cerveza. Curiosa combinación.

Solo me queda decir, por si algún día se encuentran con la posibilidad de recorrer esas latitudes, que:

Parece que el sabor de la comida es directamente proporcional a lo hundido en el suelo que se encuentre el restorán. Resultó que en los subterráneos de los edificios encontramos los mejores lugares para comer, nada elegante, pero de sabor increíble.

Georgia cumple la premisa que hace feliz a cualquier turista sibarita, se come rico, en abundancia y lo mejor de todo, barato.

Georgia definitivamente, nos conquistó por el estómago.


Por Catalina

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Familia Cáucaso: Nosotros preocupados!!!! Me cuesta imaginarlos metidos en un subterráneo/picada. Pidieron recetas?, nos deben una cómida típica preparada por ustedes. Un beso. Paulina

Anónimo dijo...

¿Recuerdan la comida a la que nos llevó la familia de Mari cuando fuimos a Mshjeta, la antigua capital georgiana? ¿Recuerdan que se volvieron locos con unas especies de lentejas? Ratifico totalmente sus dichos srta. Huidobro sobre la comida georgiana: como los Dioses.