Armenia y Azerbaiján estuvieron en guerra a mediados de los noventa. Armenia resultó ganador y una de las regiones disputadas era Nagorno Karabagh (NK). A ojos de los organismos internacionales este territorio está actualmente "ocupado" por los armenios. La situación es muy tensa y se requiere de una visa de está región autónoma para poder ingresar.
Era innegable que el auto en que nos fuimos desde Yereván (capital de Armenia) a Nagorno Karabagh fue muy superior a la media de lo que se veía por esos lados. De hecho era un auto japones, una especie de van, que incluía chofer. Lo cual fue bueno por un lado y malo por otro.
Quizás nos habrán escuchado recordar (reclamar) acerca de lo mal que se manejaba en las ciudades del Caúcaso y como cada vez que cruzábamos la calle era una travesía muy arriesgada (casi suicida). Pensamos que quizás eso sería distinto cuando se trataba de manejar fuera de la ciudad, rodeado de naturaleza y paisajes preciosos.
Lamentablemente no fue así... nuestro chofer (no recuerdo su nombre en estos momentos) era un tipo con cara de bonachón, pero al volante era cosa seria. No pasaba por su cabeza, al momento de adelantar, que junto a él viajaban 4 chilenos y que si chocaba o tenía un accidente por esos lados sería bastante compleja la situación. No pensaba que al momento de adelantar debía esperar el momento adecuado y no hacer que el auto que venía de frente disminuyera su velocidad.
No pensó nunca en que atrás íbamos con el alma en un hilo, y quizás ese fue un error nuestro, ya que cada vez que nos mirábamos tratábamos de sonreír muy cínicamente o simplemente nos hacíamos los dormidos.
Nuestro guía y traductor parecía no compartir el estrés que vivíamos cada vez que nuestro chofer se disponía a adelantar en alguna curva peligrosa, tampoco compartía nuestra angustia cuando nuestro auto pasaba rozando con otros en las maniobras evasivas de nuestro chofer.
Se me olvidaba un detalle Nagorno Karabagh se podría traducir literalmente como el Montañoso Jardín Negro. Es decir, todo lo mal que manejaba nuestro chofer se veía más terrorífico cuando se veían la cuestas con acantilados en la orilla de la carretera, que por lo demás no eran concesionada, es decir, tenían bastantes "eventos"que hacían más peligroso su transitar.
Insisto tratábamos de dormir para hacer menos angustiosa esta travesía, de hecho más de alguno en nuestro equipo lo logró...el tema es que las secuelas de este viaje se sintieron, más en unos que otros. Cuando llegamos vivos a Shushi, un pueblo cerca no a Stepankert (capital de NK), nuestros cuerpos reaccionaron como si hubiésemos bajado de una montaña rusa, de hecho más de un dolor muscular y agarrotamiento tuvimos que combatir. Todo mientras nuestro chofer seguía sonriendo al lado nuestro y nos ayudaba a bajar las batidas mochilas...
1 comentarios:
yo era una de las que si dormía...jejeje...
ni el peligroso camino pudo con mi "amor" a la siesta
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